Una vez más el espacio conservador de la Iglesia católica insiste con sus prácticas de presión sobre el funcionamiento democrático, negando de manera rotunda la voluntad del pueblo, que a través de organizaciones sociales y populares se reconoce en la diversidad, más allá de las imposiciones eclesiásticas de lo que es “natural”.
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jueves, 8 de julio de 2010
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